miércoles, 9 de agosto de 2017

Casa Parés. La taberna del primo de Andreu Nin


                                                     Manuel Parés tras el mostrador de su taberna en 1930




En los años de entreguerras del siglo pasado, una modesta casa de comidas en el entonces distrito V, fue lugar de encuentro de peñas políticas, literarias, de teatro y periodistas y, también, de la pequeña delincuencia que destilaba el barrio.



Casa Parés, ese era su nombre, la regentaba Manuel Parés i Perez, un tabernero lletraferit, primo hermano de Andreu Nin; las madres de ambos eran hermanas. La taberna se encontraba en la calle San Jerónimo. En los años veinte, cuando alguien quería ponerse al día de la que sucedía en la URSS es probable que acudiese a Casa Parés. Andreu Nin llevaba viviendo en la URSS desde principios de los veinte en calidad de adjunto al secretario general de la Profintern, la Internacional Sindical Roja, y se carteaba con Manuel Parés.



No pocos disgustos causó a Parés la relación familiar y de amistad con Nin. En 1922, Parés fue detenido e incomunicado por habérsele encontrado una carta que Nin le remitió desde Alemania. La amistad entre los dos primos no se resintió. Cuando Andreu Nin vuelve a Barcelona, pasa su primera tarde en la taberna de Parés, donde lo encuentra Bonamusa junto a Puig i Ferreter, la madre de Nin y las dos hijas que había tenido en la URSS, Ira y Nora, con Olga Tareeva.

 
 
                                               Andreu Nin con Olga Tareeva y sus dos hijas, Ira y Nora.



La taberna de Manuel Parés, de la que solo encuentro la imagen que hay en la cabecera de esta entrada, era, siguiendo un texto de Sebastià Gasch que la evoca, un local humilde. Mesas de mármol , bancos de madera, un mostrador anodino y ningún detalle estético en las paredes.



Lo que volvía atractivo el lugar era la personalidad del tabernero y la singularidad de quienes se recogian en la taberna: Los “evolucionistas”, el grupo de jovenes que entre finales de la primera guerra mundial y mediados de los años veinte revolucionó las artes. El gran Amichatis, lleno de cocaina hasta las orejas. Platón Peig. Actores, Josep Santpere. Músicos, Jaume Planas y los discos vivientes. Y periodistas, muchos periodistas, entre ellos Francisco Madrid.



Francis Carco, Mac Orlan, Montherlan, responsables en buena parte de que la leyenda del barrio chino de Barcelona se extendiera fuera de nuestras fronteras, conocieron el sitio.



Durante el franquismo, en la taberna se reunió una nueva peña. La peña que impulsó Joan Santamaria. Opisso, Ricard Tassis, Escofet, Marti Barrera, y un larga relación de personas relacionadas con la intelectualidad catalana volvieron de nuevo sus ojos al local de Manuel Parés.