martes, 28 de junio de 2016

Bar Esperanto - calle Conde del Asalto, 54.


BAR ESPERANTO – CONDE DEL ASALTO, 54.

Del interés que había en Barcelona por el esperanto, da idea que en 1909 se celebrase en la ciudad el V Congreso Internacional del Esperanto. Los anarquistas tuvieron mucho que ver con la difusión y expansión del esperanto. Un idioma con una estructura lingüistica sencilla, que suponía trasladar al terreno de los idiomas el ideal de la desaparición de fronteras.

 


Antes de la celebración del congreso internacional ya se había inaugurado el Bar Esperanto de la calle Conde del Asalto. Entre las calles San Ramón y San Olegario, frente a la entrada del Arco de Cirés, y teniendo a uno y otro lado la farmacia Borrell y la academia Ribé especializada en formar cupletistas para los locales de la zona, se encontraba el Bar Esperanto. 


La única imagen que conozco del Bar Esperanto es una caricatura de Bon de 1912. Durante los meses de marzo y abril de 1912, la revista Papitu publicó una serie de artículos sobre tabernas de Barcelona. Los locales que merecen la atención del periodista y con ella sus comentarios se acompañan de una caricatura de BON. Una de las tabernas es el Esperanto.

                                                                          BON - Bar Esperanto. Papitu 1912.





Nos informa el periodista (que firma con el seudónimo de Follet) que las consumiciones se piden en esperanto. Y así, el periodista nos pone unos ejemplos del modo de hacer el pedido y de lo que puede responder el camarero.

Donaj va copaj de cassallaj

Y el mozo responde:

 Vaj

O bien le pides:

 Un verdaj!

Y responde el camarero:

Pernotaj o Escataj?

Y tu respondes según el dinero que lleves en el bolsillo
     

No sé  que periodista usó el pseudónimo de Follet, pero una evocación del bar Esperanto por Rafael Moragas,  en el semanario Meridià de abril del año 1938, me lleva a suponer que ambos son uno y lo mismo.
Moragas retrata con pinceladas costumbristas el ambiente del local. Gente distinguida los parroquianos, escribe: desde el revientapisos al canciller de cualquier república sudamericana; desde la Romanones, la madre coja y borde de la Chelito, al torero de salón pasando por algún agente comercial de chicas del espectáculo. Tal debía de ser la fertilidad dialéctica de aquella Sociedad de Naciones que para prevenir daños mayores, el propietario había escondido las aceitunas con hueso, no fuese una de ellas a volarle el ojo a cualquier tertuliano en un momento de mayor intensidad en la discusión.
 

                                                         Rafael Moragas. Meridià. 29 de abril de 1938.




En 1915, aparece el Esperanto en la prensa por un episodio chusco, tanto que no desmerece de los que se dan con cierta frecuencia en el barrio chino. En la madrugada del 21 de marzo, un camarero encuentra una nota en una de las mesas del establecimiento que lee en voz alta a toda la concurrencia: “no se culpe a nadie de mi muerte. En el retrete encontraréis mi cadáver. Compradme un nicho en el Cementerio Viejo”.

Estupor general. Nadie se atreve a averiguar que sorpresa depara la visita al retrete. Se avisa a una pareja del Cuerpo de Seguridad que –no les cabe delegar en otros la acción y han de afrontar lo que pueda haber sucedido en el urinario - entra en el retrete. Allí encuentran a un anciano sentado, fumando un puro y leyendo el periódico. Manifiesta que tiene 80 años, que es maestro de baile y que la nota es una broma que ha escrito. Se lo llevan detenido. La policía no ha encontrado la nota tan graciosa como su autor.


 
                                                                                          El Diluvio -  22 de marzo de 1915.
 



El 10 de julio de 1925, y a la altura de la Maisón Dorée, Juan Mura Rius de 55 años de edad, que había sido el dueño del Bar Esperanto, hiere de un disparo a Juan Tobella Soler de 50 años, herida que pocas horas más tarde causa la muerte del agredido. Mura había sido desahuciado del Bar Esperanto por Tobella, al decir de todos un punto de mucho cuidado. Desesperado Mura por la pérdida del local, más desesperado aún porque le iban a embargar la única propiedad que le quedaba, una pequeña finca en Santa Coloma de Gramanet, donde vivía, fue al encuentro de Tobella y disparó contra quien le había dejado sin bar. 

Se celebró el juicio un año más tarde, y por él sabemos que Mura había sido dueño del Bar Esperanto durante 17 años, hasta que Tobella le ganó un pleito de desahucio por unas deudas. Eso significa que al menos en 1908, diecisiete años antes de 1925, desconozco la fecha del desahucio, ya estaba abierto el Bar Esperanto.

La campaña de prensa en favor de Mura fue formidable, asi como la presión que ejerció el gremio de cafés, tabernas y similares de Barcelona. Mura era una persona apreciada, lo que no ocurría con Tobella. Los forenses manifestaron que el procesado padecía una locura no visible con manía persecutoria que le producía un estado morboso que incluso podía llegar a ser contagiosa [ Editorial de El Diluvio (sic)]. El veredicto del juez fue benevolo con el acusado y en 1929 le fue concedido el indulto.


El 17 de noviembre de 1930, a la altura del establecimiento fue disuelta una manifestación de obreros que procedentes de las Ramblas estaba en la labor de cerrar los locales de la calle Nou de la Rambla. En la refriega resultaron heridos de bala un guardia de seguridad y un obrero. El Imparcial de Madrid en su edición del día siguiente, daba cuenta de una serie de circunstancias que concurrieron en el lance. Al llegar los obreros a la altura del bar Esperanto, en cuyo interior se encontraban seis guardias, los manifestantes bajaron la persiana metálica del local, echando el cerrojo. Los guardias pudieron levantar el cierre y pistola en mano se enfrentaron a los manifestantes que respondieron disparando e hiriendo a uno de los guardias en el muslo. Los agentes del orden recogieron a su compañero herido y a sablazos se abrieron paso entre el grupo de obreros.



Sabemos que al terminar la guerra el bar continuaba abierto, por una multa que se le impone al dueño, Vicente Gallón Silvestre, al despachar bebidas fuera del horario establecido (julio de 1939).

La última noticia que conozco del bar es que la coral Picarol tuvo su local social en el Bar Esperanto durante los años 1953-54.

martes, 7 de junio de 2016

Juanito El Dorado y los Sindicatos Libres. El número 14 de la calle Guardia.




                                                       Branguli - Calle Guardia. 1934. ANC.


Hay varias fincas en el barrio chino de preguerra en donde se desarrolla tal suma de actividades diversas y hasta opuestas,   que no me caben muchas dudas  que de la resultante de tanto trajín resultó un mestizaje que hizo único al barrio chino.  En otro post hablé del número 7 de la calle Unión, microcosmos que reproduce el macrocosmos de la zona. Aqui;  calle Unión, número 7


Hoy toca mencionar el número 14 de la calle Guardia.  

La calle Guardia es una calle de corto recorrido entre Conde del Asalto y Arco del Teatro. Una calle de la que no se adueñó, como en otras, la prostitución,  el trapicheo de cocaína,  conocida como “coco” y que tras la primera guerra mundial penetra con fuerza en los locales del chino,  o las actividades propias de lugares con una gran concentración de delincuentes.  Muy pocas veces aparece  en la crónica de sucesos, no se dan palos en las tiendas de la calle, la policía no acude a los pisos para registrar y detener a antiguos conocidos.

Quizá esa tranquilidad se deba a que se encuentra  un poco a trasmano del centro del barrio chino. Calle tranquila con  locales donde se toca y se canta flamenco,   y calle donde los sindicatos abren sus sedes.    

En el número 14, al tiempo que en el edificio abrían sus sedes distintos sindicatos,   se  encontraba en los bajos  uno  de los mejores locales de flamenco que ha tenido Barcelona.

Empecemos por los sindicatos.  Asentado en el  piso principal del edificio,   al  menos durante  los años 1922 y  1923 tuvo  un local el Sindicato Libre.  Parece una sede de importancia, puesto que en alguna ocasión se  convocó  en la misma  a  la totalidad de juntas  directivas del conjunto de sindicatos libres.  Sales i Amenos, el presidente delos Sindicatos Libres de Cataluña y destacado requeté peroraba en la sala de actos.  

                                                    Ramón Sales Amenós, dirigente de los Sindicatos Libres. 




Entre 1916 y el inicio de la guerra civil,  en ese mismo principal tiene su local la sociedad de obreros panaderos “La Espiga”, de obediencia ugetista,  del mismo modo que la sociedad de obreros panaderos “La Aurora” de la calle Rosal era anarquista. La Espiga fue durante unos años el sindicato más potente de la UGT  en Barcelona. En su local encontraban cobijo los sectores sindicales de otros ramos cuando eran de obediencia socialista.  

Y esta proximidad entre una y otra sede  me causa extrañeza. Durante los años del pistolerismo, y en el mismo principal se encontraba, se supone que puerta contra puerta, la sede de un sindicato socialista y la de los sindicatos de la patronal. ¿había un pacto de no agresión entre la UGT y los sindicatlos libres?.   


En los bajos del edificio se abrió la taberna de Juanito El Dorado, un mallorquín sin una gota de sangre andaluza, que puso a cantar y bailar a gente grande del flamenco, la Ciega de Jerez o las hermanas Chicharra.  Para Sebastia Gasch,  el Dorado fue por unos años el lugar con más sabor flamenco de Barcelona, que es decir mucho en los años treinta.  Lleno de un público del barrio, como otros de la zona se fue llenando de turistas  pero sin perder la esencia.  En el verano de 1935,  Juanito lo traspasó y el nuevo dueño  cambió su nombre por el de Gran Kursaal.  Juanito se fue a Mallorca, se agenció una tienda y se fue olvidando del flamenco.





El Gran Kursaal fue un mix,a  ratos flamenco y a ratos transformistas.  Siempre hubo lugar y público para  locales de transformismo en el chino de los años treinta, así que este  también  se llenó. De turistas sobre todo.  La guerra terminó con el invento.  

                                                      Inauguración del Gran Kursaal. El Diluvio 1 noviembre 1935



                                                                   Gran Kursaal. Revista Mirador 1936